miércoles, 1 de agosto de 2012


:: ENTREVISTAS ::

Literatura bahiense

17-06-2011 |
Sonia Budassi e Ignacio Molina hablan de Periodismo y En los márgenes, sus libros de cuentos publicados por 17grises.
Por PZ.
sonia budassi, ignacio molina
Sonia Budassi e Ignacio Molina nacieron en Bahía Blanca. Ese dato, que quedaría consignado en las biografías personales, ha tomado un valor diferente para la editorial 17grises, que se ocupa de reunir y difundir la producción de los escritores bahienses. Convocados por la editorial, la autora de Los domingos son para dormir y el autor de Los modos de ganarse la vida prepararon dos libros de cuentos que, aún con proyectos, temáticas y estilos diferentes, comparten varias similitudes; cómo podría no suceder: ambos autores comparten generación, intereses, miedos.
En Periodismo, Sonia Budassi amaga subirse al cinismo para hablar de todo lo que sucede mientras se produce una nota en la televisión o en gráfica: las relaciones en las redacciones, la competencia laboral, la lucha salarial en una editorial de la calle Chacabuco. El libro incluye un bonus track deApache, la crónica sobre Carlos Tévez que publicó el año pasado en por la editorial Tamarisco. En los márgenes es el título del libro en el que Ignacio Molina escribe un diario personal de un hombre que convoca los recuerdos de la infancia en tanto que crecer a su hijo. Con un movimiento que recuerda a los Objetos maravillosos de Juan Diego Incardona, Molina incorpora algunas entradas de su blog, lo que provoca ciertas confrontaciones entre ficción y realidad.
Literatura del yo: ¿eso es lo que hicieron?
Ignacio Molina: El primer título que pensé para mi libro fue Literatura del yo, se llamó así durante muchos meses. Después me pareció que tenía que tomar un poco de distancia. Muchos de los textos del libro surgieron a partir de Unidad Funcional, mi blog; de alguna manera yo soy el personaje, aunque no lleve mi nombre: se llama Octavio Medina, mi alter ego. Pero es claro que es un texto autorreferencial. Cambié nombres para dar cuenta de que se trata de una construcción ficcional, como todo texto, hasta el que parece más autobiográfico o el que se escribe en un blog. Cualquier texto que uno escribe es una construcción. Pero aunque no sé cuáles son las características de la literatura del yo, podría aplicarse a este caso porque son textos intimistas. No sé cuál es el límite entre la literatura del yo y la literatura a secas. ¿Las novelas o cuentos que están narrados en primera persona podrían denominarse literatura del yo entonces? No lo sé.
Sonia Budassi: Yo descreo totalmente de esa categoría y de la categoría de lo autobiográfico en lo que hago porque, yendo a un extremo, como decía Ignacio, ni siquiera lo que escribís en Twitter es totalmente autorreferencial. Incluso el diario íntimo, mientras está mediatizado por la escritura, genera ya una distancia con lo autobiográfico. Me gusta mucho lo que implica escribir en primera persona, pero no considero que el libroPeriodismo tenga cuestiones autobiográficas. Sí preocupaciones mías: el mundo del trabajo, el mundo del sentido común, las relaciones. Trabajo el cruce entre lo doméstico, lo privado, y la esfera de lo social, pero en ningún momento siento que yo sea ese personaje. Me divierte trabajar la primera persona y hacer un personaje que puede ser patético o delirante. Pero si me identificaran con ese personaje quizá me daría un poco de vergüenza, es un buen truco la primera persona.
Si bien los dos libros son muy diferentes en el armado, en la escritura, en el tema, ambos parecen haber trabajado con intereses fuertemente vinculados a ustedes: en Periodismo está el conflicto laboral y en En los márgenes el conflicto familiar. ¿Lo ven así?
Sonia Budassi: Cada libro que uno hace va teniendo que ver con los intereses o las preguntas que tiene en ese momento.
Ignacio Molina: En mayor o menos medida, siempre pasa eso. Uno puede no ser ni el narrador ni ninguno de los personajes, pero de alguna manera siempre escribe sobre cosas que lo interpelan o le interesan.
Sonia Budassi: Quizá te interpelan otras cosas también, pero no son interesantes narrativamente o no es tu manera de resolverlas o investigarlas desde la ficción, sino a partir de otros géneros, algunos incluso orales: el debate entre colegas o amigos.
Ignacio Molina: Seguramente las que están en un libro son cosas que a uno lo impactan o lo atraviesan. En En los márgenes hay cosas que tienen que ver conmigo, pero tampoco está pensado desde ese lugar. Yo no encaré este libro pensando que iba a escribir sobre asuntos familiares, por ejemplo. Se fue dando. Después junté relatos de un mismo perfil, una misma temática, un mismo tono y terminó siendo así, pero no pongo eso en primer plano. El narrador podría o no ser yo. Eso me puede interesar a mí o a las personas o personajes que aparecen en el libro. Pero lo interesante sería que el lector los lea sin saberlo, que además no quede muy claro el límite entre lo biográfico y lo ficticio.
Sonia BudassiSonia Budassi: Es muy universal tu libro porque problematiza el paso del tiempo. Problematiza la infancia y después una suerte de revancha del personaje a través del hijo y de la resignificación de su infancia en Bahía Blanca. Lo que pueden llegar a tener que ver nuestros dos libros es en algo social-generacional. Se narra la esfera del laburante que la va remando. Eso tiene que ver con nuestro contexto histórico y social esa dificultad de la clase media joven de no poder tener una casa o tener un auto —por eso el personaje de Ignacio dice “soy un padre de familia sin auto”—, las aspiraciones banales muchas veces, y la situación de los universitarios que trabajan con la esfera de lo simbólico, y se encuentran con situaciones de precarización laboral y demás.
A riesgo de parecer caprichoso buscando similitudes en dos libros diferentes, otro parecido que tienen es no ponen en primer plano el acto, el oficio, sino todo lo que lo rodea: Periodismo no habla de los problemas de una nota sino de los márgenes del periodismo, lo que rodea el ambiente del periodista; lo mismo sucede en En los márgenes, donde el protagonista es escritor y casi no menciona los momentos de escritura, sino del deseo o la imposibilidad de escribir.
Ignacio Molina: En principio, no me gustan los relatos sobre escritores. No me aportan demasiado como lector. No sé si ese fue el motivo por el que no hablo de eso, pero tampoco hablo sobre el trabajo diario de oficina que hacía en aquel momento. Son como instantáneas que quedaron plasmadas, pero no me planteé demasiado el hecho de referirme o no al proceso de escritura.
Sonia Budassi: No sé si fue consciente, pero me surgía hablar de lo que no está dado por supuesto. Hay ciertos acercamientos y críticas solapadas, sobre todo en el último cuento, que la protagonista está con una lucha interna porque trabajó veinte años en periodismo y cuando está por dejar el oficio vuelve a plantearse si le importa o no, reflexiona sobre ciertas maneras de ejercer el oficio. Pero me parecía más interesante construir el mundo interior y trabajar con lo que sería el backstage y las relaciones personales y de poder. Quizás este libro tampoco es necesariamente para periodistas, aunque interpela la problemática que afecta a los periodistas, plantea diversas visiones del mundo de los personajes, no exentas de crítica.
¿Los textos que se publicaron estaban ya escritos o los hicieron para los libros?
Ignacio Molina: A los textos de este libro los escribí desde el 2005, cuando abrí el blog. Después, en base a algunos de ellos armé la novelita o diario que abre el libro. Casi todos los otros cuentos también surgieron del blog. El último, “Un padre de familia sin auto”, fue el único que escribí pensando que iba a ser un cuento porque lo hice para Hablar de mí, una antología compilada por Juan Terranova y editada por Lengua de Trapo. Ese fue el único que pensé como “literatura con mayúscula”, algo que nunca debería hacerse. De hecho, el denominador común de la mayoría de estos relatos es que no fueron pensado para estar en un libro. Después, cuando lo empecé a armar pensé en algo mucho más largo, que incluía relatos totalmente de ficción del estilo de Los estantes vacíos. Pero entonces leí En la pausa, de Diego Meret, que me encantó y me inspiró para hacer algo como esto. No sé si el narrador de En la pausa es Meret, supongo que sí, pero creo que eso no interesa. Ahí fue cuando se me ocurrió que mi libro fuera una especie de diario, que también tuviera cuentos, que tuviera una unidad temática, que se pudiera leer como una novela.
Sonia Budassi: Tenía cuentos escritos y publicados en antologías pero que formaban parte de un proyecto mío —uno de ellos en la misma antología que mencionó Ignacio; después lo reescribí—, siempre me senté a escribir con el objetivo de que fueran cuentos que tenían que ver con ese proyecto que involucraba ese cruce entre lo íntimo y lo social, deteniéndome para ver cómo seguir, cómo se van a desenvolver los personajes. El último cuento sí lo escribí pensando en este libro, como culminación de ese trabajo, de esos problemas que surgieron en el texto de la pasantía, el primero que aparece en la edición que hizo Maximiliano Crespi y el resto de los editores. En mi cabeza ya tenía la idea de hacer un libro compacto, que los cuentos dialoguen entre sí y que tengan cierta unidad.
Ignacio Molina: Algo que puedo agregar es que estos libros fueron editados por 17 grises, que es una editorial de Bahía Blanca. Cuando me llamaron para ofrecerme publicar algo en esta colección yo pensé que no quería juntar cuentos urbanos, porteños. Quería hacer algo que tuviera que ver con Bahía, por eso aparece bastante la ciudad en los relatos, y sobre todo aparece mi alter ego, también bahiense. Podría haber terminado la novela que estaba escribiendo en ese momento o escribir otros cuentos, pero preferí que tuviera alguna relación con el lugar y el contexto en el que iba a ser publicado.
¿Cómo hacen para poner mute a la voz biográfica y decir “ahora empieza la ficción”?
Sonia Budassi: Va a sonar psicótico, pero uno está con tres voces paralelas en la vida misma, y cuando escribís sucede igual pero al cuadrado. Entrás en el mundo del escribir, del inventar, que tiene otra materia y densidad y a veces se te mezcla un recuerdo real sin que des cuenta y recién lo notás releyendo, y viste todas las cosas que le agregaste que se despegan mucho de esa escena inicial. Cuando estás en la fiebre de la escritura te puede pasar que partís adrede de una situación como esta de nosotros tres charlando, algo que te pasó,  pero le agregás atributos,  otras escenas, problemas, colores, personajes, y terminás delirando en algo que nunca jamás en la vida te pasó y sin embargo, aunque no autobiográfica, sigue siendo tu propia voz, en el plano de lo narrable, de lo narrativo.
Ignacio Molina: Uno nunca escribe sobre algo que no conoce en absoluto.
Sonia Budassi: Pero hay algo de la inventiva que, aunque sea pobre, ya está presente en el momento en que te sentás a escribir y eso no se contradice con que uno trabaje robando cosas de la realidad, escuchando los diálogos de la mesa de al lado, tomando nota cuando vas por la calle y hay algo extraño. Uno tiene sus cuadernitos, pero después todo eso se mezcla y se centrifuga.
Ignacio Molina: Una vez que uno se mete en la voz del narrador ya no puede salir, y no es muy consciente de lo que está haciendo. Debe pasar lo mismo con los imitadores de voces. Yo soy bastante tímido pero, por ejemplo, si en una fiesta me pongo a imitar a un gallego, puedo decir cosas que nunca diría con mi voz normal. Eso mismo pasa cuando uno se pone a escribir, las cosas no se piensan tan conscientemente, hay una voz que te dicta. No es algo mágico, pero sucede. Y está muy bueno.
Sonia Budassi: Tiene la furia de lo lúdico. De repente te sale una cosa que perversa y decís “ay, ¿de dónde me salió esto?”.
Ignacio Molina: Y después uno no las publica por pudor. Estaría muy bien ser un escritor sin pudor y poder publicar todo lo que escribe.
Quería llegar a eso: siendo los dos bahienses, ¿les pesa de alguna manera que estos libros se editen y se publiquen en Bahía Blanca?
Ignacio Molina: Mucho, porque, al contrario de lo que le que pasa con el de Sonia, el mío es un libro en el que hablo de mí, de mi familia. Eso es muy bravo. Y tuve que sacar cosas de la versión final. Pesa mucho. Una cosa es escribir una novela donde el personaje no tiene nada que ver con uno y otra es esto en donde es claro que el narrador es muy parecido a mí. Además, en las primera lecturas que tiene cualquier libro, que es la lectura de la familia y de los amigos más cercanos, interviene un lector muy especial, y en este caso se transforma en más especial todavía.
Sonia Budassi: Me daría mucho miedo que me pase eso. Que alguien lea y se identifique con un personaje de ficción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario